En el primer minuto del día de hoy hemos atestiguado un acto de censura gubernamental. La cadena televisora más longeva de Venezuela ha sido retirada del aire, y su lugar lo ha tomado un nuevo canal del Estado. Con esta acción de media noche, Hugo Chávez ha concretado su sentencia dictada en los últimos días de diciembre del año pasado, cuando sorpresivamente anunció la decisión de su gobierno de no renovar la concesión a Radio Caracas Televisión licencia que, después de 20 años, venció el día de ayer.
La medida del gobierno es, sin duda, un atentado a la libertad de expresión. En su fundamento se aducen razones meramente políticas para proceder a la no renovación de la concesión con la que operaba el canal 2, cuyo nacimiento data de 1953. Acusada por su supuesta simpatía al frustrado golpe de Estado de abril de 2002, RCTV era la única cadena nacional de televisión que se mostraba crítica al gobierno del presidente Hugo Chávez. Con el cierre de la televisora, según la opinión de diversos analistas y periodistas de ese país, el espectro mediático afín al gobierno será unánime y no contará con oposición abierta.
La existencia de diversos medios de comunicación con líneas editoriales diferentes es la más viva garantía de las libertades de expresión y de prensa que deben convivir en una sociedad plural y moderna. Un auténtico sistema democrático descansa en buena medida en estos derechos, pues con la información y opiniones que se emiten, los ciudadanos ejercen un contrapeso natural al poder, y es por eso que extraña la no renovación de la concesión de RCTV en Venezuela. Un medio de comunicación, ya sea electrónico o escrito, no puede verse como una amenaza, debe mirarse siempre como un espacio de reflexión, crítica y debate.
El acto parece de gravedad, pues si bien en el derecho venezolano se otorga discrecionalidad a la autoridad para renovar o no una concesión del espacio radioeléctrico, esta discrecionalidad no puede motivarse con argumentos exclusivamente políticos. Y aunque según encuestas publicadas en días pasados la resolución del gobierno tiene amplio rechazo popular incluso entre sectores simpatizantes al Presidente. Hugo Chávez se mantiene dispuesto a correr el riesgo y a demostrar, una vez más, la dureza de sus acciones contra detractores y críticos.
La no renovación del permiso de la televisora venezolana viene acompañada de otro acto gubernamental de igual o mayor injusticia: la confiscación de los bienes del canal. Bajo el argumento de garantizar la misma calidad de la señal de la nueva televisión estatal TVes, el Tribunal Supremo de Justicia ha determinado que los sistemas y equipos con los que operaba el antiguo canal 2 pasen a manos del Estado.
La polémica en Venezuela sucede curiosamente en medio de una discusión en México, relacionada con la controvertida constitucionalidad de la Ley Federal de Radio y Televisión y de la Ley Federal de Telecomunicaciones, aprobadas el año anterior. Las nuevas leyes que aunque perfectibles para afianzar la competencia, contienen avances sustanciales para garantizar lo que en Venezuela ha sido vulnerado: han limitado la discrecionalidad del gobierno para emitir, ratificar y extender las concesiones con las que radiodifusoras y televisoras transmiten sus señales en el espacio radioeléctrico del país.
Lo sucedido a Radio Caracas Televisión debe ser una lección para México y para el mundo entero. La existencia de entes públicos con cierta independencia del poder debe ser también parámetro para asegurar la libertad de expresión de todos los medios de comunicación, evitando así cualquier tentación gubernamental para revocar o no renovar sin mayores fundamentos de derecho concesiones de televisoras o radiodifusoras con editoriales críticas.
De hecho, la discrecionalidad para retirar licencias puede también convertirse en un atentado a la competencia y en Venezuela parece ser el caso. La no renovación del permiso de transmisión de RCTV puede beneficiar abiertamente a su competidor Venevisión, única cadena nacional en manos privadas que quedará vigente en aquel país. Durante el conflicto, la propia Venevisión y los demás canales han permanecido completamente al margen por temor a recibir represalias similares a las sufridas por el canal 2.
La gravedad de lo acontecido radica pues en los límites a la libertad que claramente se han impuesto en Venezuela, fronteras que se han aderezado con actos confiscatorios que desconocen la propiedad privada y que afectarán en los hechos la competencia, pues fortuita o deliberadamente la revocación de la concesión beneficiará a televisoras privadas y estatales en su búsqueda de mayor audiencia de televidentes que, al final de cuentas, serán los perdedores de toda la escena venezolana.
COLUMnA DEL DIARIO "LA CRONICA DE HOY" DE VENEZUELA ESCRITA POR Rogelio Carbajal Tejada
PARA SABER A QUE SE REFIERE RCTV PARA SER CENSURADO, DATE UNA WELTA POR:
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